El escritor, la escritora y su amante / Simone de Beauvoir
15:16Querido pequeño ser:
Quiero contarle algo
extremadamente placentero e inesperado que me pasó: hace tres días me acosté
con el pequeño Bost. Naturalmente fui yo quien lo propuso, el deseo era de
ambos y durante el día manteníamos serias conversaciones mientras que las
noches se hacían intolerablemente pesadas. Una noche lluviosa, en una granja
de Tignes, estábamos tumbados de espaldas a diez centímetros uno del otro y nos
estuvimos observando más de una hora, alargando con diversos pretextos el
momento de ir a dormir. Al
final me puse a reír tontamente mirándolo y él me dijo: "¿De qué se
ríe?". Y le contesté: "Me estaba preguntando qué cara pondría si le
propusiera acostarse conmigo". Y replicó: "Yo estaba pensando que
usted pensaba que tenía ganas de besarla y no me atrevía". Remoloneamos
aún un cuarto de hora más antes de que se atreviera a besarme. Le sorprendió
muchísimo que le dijera que siempre había sentido muchísima ternura por él y
anoche acabó por confesarme que hacía tiempo que me amaba. Le he tomado mucho
cariño. Estamos pasando unos días idílicos y unas noches apasionadas. Me parece
una cosa preciosa e intensa, pero es leve y tiene un lugar muy determinado en
mi vida: la feliz consecuencia de una relación que siempre me había sido grata.
Hasta la vista querido pequeño ser; el sábado estaré en el andén y si no estoy
en el andén estaré en la cantina. Tengo ganas de pasar unas interminables
semanas a solas contigo.
Te beso tiernamente,
tu Castor.
Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir hicieron un pacto. Su amor sería «esencial», los demás serían «contingentes». Para hacerlos compatibles deberían tener una absoluta transparencia. Y esta carta es testimonio de esta transparencia.
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