Desde la cima del Kerketéus / Nerio Tello
14:52
La naturaleza le concedió a Aristarco el don de la inteligencia,
pero no el de la ubicuidad. Su madre lo hizo nacer de Samos, y su padre
también. Éste, del que se sabe poco, le enseñó a mirar el cielo. Mas no le dio
el don de la ubicuidad, la que al parecer, desconocían.

Apoyado en cálculos imposibles de realizar en esa árida isla griega
del siglo III antes de Cristo, Aristarco de Samos llegó a la peregrina
conclusión de que la Tierra
giraba alrededor del Sol. Es que la naturaleza, como se dijo, le había dado el
don de la inteligencia pero no así el don de la ubicuidad. Durante casi dos mil
años el Sol siguió girando alrededor de la Tierra sin atender la letanía de un hombre
extraviado que escrutaba el cielo desde la cima del monte Kerketéus. Un hombre
flaco que vivió equivocado mientras el mundo disfrutaba del placer de ver como
el universo giraba a su alrededor. Nerio Tello
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