La sed / Nerio Tello
17:28
Y la besé justo allí, donde los puntos suspensivos
se hacen pezón, y esa diminuta luna se estremeció en mis labios, que creyeron
palpar el paraíso.
Y luego besé su vientre, y las minúsculas huellas de su espalda. Y se puso áspera y bella, como si la caminara un
animal afanoso.
Y me estremecí en su humedad de noche, en su lluvia
tibia, en su boca que ríe, en su cuello que enmudece; y añoré lo que no tuve,
lo que sueño y lo imposible.
Hoy me levanté con sed, pero sé que hay agua.
Nerio Tello
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