Neruda, fuga y misterio / Nerio Tello

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En sus memorias Neruda cuenta que esos versos nacieron para agasajar a Matilde con quien se fuga a Capri y donde conviven por primera vez. En ese tiempo, cuenta el poeta, aún no había definido la separación con Delia del Carril. Esto lo llevó a editar el poemario sin su nombre, “para no herirla”. En 1954, prologa una nueva edición de Los versos, esta vez confirmando su autoría. 
En este prefacio, de apenas una carilla, el poeta vuelve a cultivar el misterio: “Yo discutía en mi interior si debía o no sacarlo de su origen íntimo.... No me parecía que fuera leal a los arrebatos de amor y furia, al clima desconsolado y ardiente del destierro que le dio nacimiento”. Y termina diciendo: “Entrego este libro sin explicarlo más, como si fuera mío y no lo fuera.... Ahora que lo reconozco espero que su sangre furiosa me reconocerá también”.
¿Qué era lo curioso de todo esto? Pues que si ese libro estaba dedicado a Matilde –como diría tiempo después–, por esos años ya no tenía motivos para reconocerlo pues ya estaba separado de Delia. Pero el poeta prefirió el misterio, el renovado misterio.


(Nerio Tello. Pablo Neruda, entre la luz y la sombra. Ed. Longseller)

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